20 junio 2011

[flying flies]

Normal, que las moscas a la muerte lleguen tan exhaustas, y que sus cadáveres den la impresión de haber llegado a la más extrema extenuación, su vida agotada hasta el último límite. Normal, si su corto periplo por los aires, su rápida y única explosión de energía, la gastan como niños locos revoloteando en vuelos frenéticos y aleatorios sin descanso, en persecuciones obsesivas aterrizando y despegando sin sentido, explorando como suicidas. Pobres moscas, que no conocen la paz hasta que se mueren.

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