02 abril 2012

[chorradas (II) del lenguaje]

Desde siempre el ser humano ha fantaseado con otros mundos, otros universos, otras realidades. Existe la idea del paraíso, del limbo, del más allá, de la vida después de la muerte, de las dimensiones desconocidas, incluso de vidas extraterrestres. Hoy quiero proponer una particularización muy sencilla -pero espero, agradable y suculenta- de esta idea abstracta. La idea nace en la siguiente escena. Una exigente comensal está probando un plato típico en la región de la cual éste es originario. Hoy en día ya hay pocas recetas desconocidas en el país de origen de nuestra turista, así que cuando hace el pedido, conoce casi al completo todos los sabores que se va a encontrar. Después de apreciar las sutilezas y sensaciones que los primeros bocados le proporcionan, nuestra escéptica afirma: "No tiene nada del otro mundo". No me propongo aquí discutir la serie de incógnitas y variables que la sentencia en cuestión es capaz de generar. Lo que me gustaría es evocar en el lector la existencia de un "otro mundo" concreto, en el que habiten todos los ingredientes de los cuales no pueda afirmarse que "no son nada del otro mundo". Es decir, los que sí son de ese otro mundo. Se entiende entonces que en ese otro mundo, todos los ingredientes son magníficos y deliciosos, genuinos y espléndidos, geniales y únicos. Así -si no permitimos extensión semántica ninguna- ese paraíso sería exclusivamente culinario. La multiplicidad de consecuencias y variaciones que la materialización de esta idea significaría, queda de nuevo fuera del alcance de este estudio. Me conformo con imaginar el nacimiento de expresiones -literales y sin ironía- como "Quiero una pizza del otro mundo", o "¿Tienen aceite del otro mundo?", o también, "Restaurante El Otro Mundo", etc.

1 comentario:

Anónimo dijo...

GENIALES tus "Chorradas del lenguaje"
nunca había visto tratar con tanto:

método científico
hipotético deductivo,
rigor matemático y
semántica lógica

a nuestro más extendido medio de comunicación.

Si me lo permite el Sr. Roca,
le definiría como un:
TAXATIVO-DISECTOR DE LA LENGUA,

que no del lenguaje,
sino del músculo, jijijiji

BESOTOTE.
Dafne