Abandona el gesto, le caen los brazos: una última siesta en la cama de siempre. Es la muerte, que cumple con su misión. Sus dedos fríos, como un silencio indeseado; su piel fría, como un cojín que nunca se usó. Y su peso, la última derrota. Para los que se quedan, el arrebato es una tristeza conocida. Ella, va a concentrar todo el amor en un punto, y ahí va a quedarse, hasta nuestro turno.
3 comentarios:
Gran brindis por Antonia Martínez. Un abrazo
Bello.
Bello.
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